Se sabe que la realización de actividad física esta asociada con una amplia gama de beneficios para la salud física de los jóvenes, incluyendo mejoras en la composición corporal, la capacidad física, y la salud en general. Además, se ha sugerido que la participación en la actividad física y el logro de altos niveles de aptitud física están vinculados a la mejora en la estructura y función cerebral, en la cognición y el rendimiento académico. En los últimos años se ha empezado a conocer el efecto que la actividad física y condición física pueden tener en la salud mental de los jóvenes.

Consecuencias positivas del deporte en nuestra salud mental:

  • Aumenta los niveles de felicidad: Hacer deporte provoca la liberación de endorfinas, las mismas hormonas que liberamos cuando estamos enamorados o cuando experimentamos un orgasmo.
  • Disminuye los niveles de estrés: ya que incrementa la producción de norepirefrina (noradrenalina), un químico que interviene como moderador de la respuesta del cerebro ante el estrés.
  • Mejora la imagen que tenemos de nosotros mismos: Diferentes estudios han demostrado que existe una asociación entre realizar ejercicio físico y tener mayor autoestima, percepción de éxito y de satisfacción personal.
  • Mejorar las relaciones sociales: El deporte también tiene un papel esencial en la mejora de las relaciones con los demás, ya que el realizar ejercicio físico favorece conocer gente con los mismos intereses y ampliar las redes sociales.
  • Mejora nuestra memoria: Los resultados de la investigación del científico Marc Roig pusieron de manifiesto que la actividad física promueve la secrección de la proteína BDNF lo cual se relaciona con la mejora del rendimiento intelectual, concretamente mejora la consolidación de lo aprendido a corto plazo. Por otro lado el deporte también promueve la secrección de noradernalina, lo cual se relaciona con cambios anatómicos en el hipocampo que permiten que la información aprendida se mantenga más a largo plazo.
  • Aumenta el umbral del dolor: Diferentes estudios han mostrado que la práctica de ejercicio físico disminuye la sensibilidad al dolor ya que la actividad física regular permite al organismo realizar esfuerzos que permiten que este se acostumbre a soportar otro tipo de dolores tanto físicos como psicológicos.
  • Mejora nuestra adherencia y disciplina: El deporte inculca valores como la dedicación, la responsabilidad, la perseverancia, el compromiso y la constancia que podemos extrapolar a diferentes ámbitos de nuestra vida.
  • Previene las adicciones: Se ha demostrado que el deporte es un factor de protección ante el consumo de drogas, especialmente en la adolescencia, puesto que insta a seguir unos hábitos y estilos de vida saludables.

A pesar de los amplios beneficios de llevar un estilo de vida activo, aproximadamente el 80% de los jóvenes de todo el mundo no alcanzan las recomendaciones de actividad física internacionales de 60 minutos / día. La dramática disminución de la actividad física que se observa típicamente en la adolescencia (7% por año desde los 12 a los 19 años) y teniendo en cuenta que una de las principales causas de muerte en el mundo es la aparición de las enfermedades crónicas, se pone de relieve la necesidad de encontrar soluciones eficaces a la pandemia de inactividad existente y de poner en práctica estrategias para mejorar la salud cardiometabólica en la adolescencia. Teniendo en cuenta que el instituto es uno de los principales ambientes donde los adolescentes pasan sus días y que en él pueden realizar deporte a través de asignaturas como educación física, sería recomendable replantearse el tipo de actividad que se lleva a cabo en estas horas semanales. A veces emplear este espacio para realizar juegos libres no permite sacar todo el beneficio posible que el deporte puede reportar a la salud de los adolescentes. Una solución podría ser incoporar el entrenamiento de alta intensidad intervalo (HIIT) en este espacio.

Se trata de realizar ejercicio de alta intensidad (por ejemplo, > 85 % del ritmo cardíaco  tasa máxima del corazón) en intervalos cortos (de ≤ 45 segundos a 2-4 minutos) intercalados con períodos cortos de intensidad moderada-baja (50-60% de nuestro ritmo cardíaco). Este entrenamiento en intervalos de alta intensidad es una de las formas más efectivas que existen tanto para quemar grasas como para mejorar la resistencia. Esto es debido a que mejora la capacidad del cuerpo para oxidar tanto la glucosa como la grasa. El principal atractivo de HIIT es que se puede realizar en un corto período de tiempo, generando los mismo resultados que si se realizaran más sesiones de entrenamiento aeróbico tradicional. Hay una fuerte evidencia que indica que HIIT puede mejorar la salud física y que presenta un impacto positivo sobre la depresión, la calidad del sueño y el bienestar emocional en la población adolescente.

La salud mental no debe entenderse unicamente como la ausencia de una enfermedad mental, sino un estado de bienestar positivo y el funcionamiento efectivo en el que un individuo se da cuenta de su potencial y es capaz de hacer una contribución positiva a su comunidad. El HIIT puede ser una herramienta apropiada para lograr este estado pleno de salud.
Las evidencias acerca de cómo las sesiones cortas de ejercicio intenso influyendo en la salud mental y en el funcionamiento cognitivo de los jóvenes animan a incorporar el HIIT dentro de práctica deportiva escolar para mejorar la función ejecutiva, el autoconcepto y el bienestar de los adolescentes.

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