A pesar de esto, todos sentimos la felicidad, el bienestar de la misma forma, gracias a nuestros neurotransmisores.
Los neurotransmisores son moléculas que transmiten información de una neurona a otra, éstas hacen llegar información al cerebro.
Esta información, llega al cerebro en forma de hormonas, que nos hacen sentir felicidad, tristeza, angustia…
Las hormonas: Las fabricantes de la felicidad
Las hormonas que hacen que sintamos felicidad, son las siguientes:
Las endorfinas, la serotonina y la dopamina.
Podemos ayudar a nuestro cerebro a segregar estas hormonas comiendo chocolate, escuchando música, cantando, bailando….y, aunque sea difícil de creer, haciendo deporte.
Las endorfinas son hormonas estimulantes. Cuando se liberan endorfinas, practicando deporte, sentimos que aunque estemos muy cansados, todavía nos queda algo de energía, y podemos dar más de nosotros mismos.
Por otro lado, la serotonina, inhibe la ira, la agresividad, influye en el humor, regula el sueño, el apetito y la presión corporal.
Por último, la dopamina, influye en el comportamiento, la cognición, la actividad motora y lo más importante, en la motivación y la recompensa.
Liberamos dopamina cuando al realizar una actividad obtenemos un estímulo agradable, debido a esto, el cerebro nos envía la orden de volver a repetir la acción.
Más factores para encontrar nuestra felicidad
Pero la felicidad no solo la sentimos debido a todas estas hormonas de las que hemos hablado anteriormente, también nos influye el ambiente que nos rodea, por ejemplo, el clima, está demostrado que las personas que viven en un clima caluroso, son más felices que las personas que viven en un clima más frío.
También influye en la felicidad nuestra forma de ser y percibir la vida.
Por ejemplo, a una persona que tienda al negativismo y a la depresión, le costará más encontrar la felicidad, y apreciar los pequeños detalles de la vida, que a una persona que tienda al positivismo, a la extroversión, etc. Por esto, una de las mejores terapias contra la depresión, es el deporte, también es útil en personas con ansiedad social o en personas que por cualquier motivo puedan sentir soledad, por ejemplo realizar deportes grupales, como baloncesto, fútbol, o acudir a las clases grupales que la mayoría de los gimnasios ofrecen, ayudará a mitigar estos sentimientos de soledad, ya que se amplían los círculos sociales y tendremos más posibilidades de relacionarnos.
En nuestra felicidad, también influye como nos percibimos, y como ya hemos comentado en anteriores artículos, el deporte mejora la percepción que tenemos de nosotros mismos, y que ésta percepción sea positiva favorece que seamos competentes en todos los ámbitos de nuestra vida, el social, el laboral, y el afectivo. Esto influye en nuestra felicidad, y como algunos libros de autoayuda erróneamente proclaman, no existe una única “clave” para la felicidad, simplemente debemos tratar de que todos estos ámbitos estén en la mayor armonía posible.
Pero no todo en la vida es felicidad, debemos entender la felicidad como momentos determinados en nuestra vida, ya que es imposible controlar todas las áreas vitales anteriormente explicadas, y muchas veces estarán descompensadas, por lo que debemos aceptar esto, y sobrellevar de la mejor forma posible la incertidumbre que se presente en nuestras vidas y cuando por cualquier motivo nos invada la tristeza, aceptarla también como, algo pasajero y recordar que “no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante”.
Por esto tenemos que aceptar los eventos negativos que nos sucedan en la vida, sentir y expresar el dolor que nos produzcan, y una vez nos sintamos aliviados, afrontar la vida con una sonrisa, ya que ésta, presenta muchos de los beneficios que nos aporta el ejercicio; la risa hace que quememos calorías, ya que está demostrado que 400 músculos están implicados cada vez que sonreímos, también ayuda a curar la depresión, reduce el estrés y la angustia, además de ventilar los pulmones , mejorar la oxigenación del cerebro y disminuir la presión arterial de la sangre.
Los investigadores creen que reír es equivalente a hacer 10 minutos de ejercicio aeróbico (ejercicio físico que necesita de la respiración, nadar, correr, saltar, a diferencia del ejercicio anaerobio, como por ejemplo hacer pesas) o hacer 15 minutos de bicicleta.